martes, 9 de noviembre de 2010

JARABE DE PALO

El director de Público, Jesús Maraña, decía en un editorial, con muy buen criterio,
que lo que no se puede hacer en política es venderle al amigo las recetas del adversario.
Dicho con menos elegancia: vendernos lo que hubiera hecho el Partido Po -
pular, si se hubiera atrevido, en caso de estar en el gobierno. Y vendernos esa mercancía
como la única alternativa posible.
Olvida el Presidente decirnos que esa es, efectivamente, la única alternativa posible si se
acepta incondicionalmente el marco de la Europa de Maastricht, es decir, el marco de una
Europa sumergida ideológicamente en el neoliberalismo reaganiano disfrazado de centroderecha
o de centro-izquierda, que va laminando sin prisas pero sin pausas los derechos
conseguidos tras muchas batallas. Pero, fuera de ese marco, ¡claro que existen alternativas!
Sólo que, para acudir a ellas, hace falta un coraje que parece que no está al alcance de la clase
política europea, incluida, claro está, la española.
El neoliberalismo, hay que repetirlo porque a menudo lo olvidamos, es una ideología. No es
sólo una dictadura de los mercados. Actúa como una ideología que se proyecta a través de
expresiones que parecen brotar del sentido común: “no hay alternativas”; “esto es lo único
que se puede hacer”; “hay que hacer sacrificios hoy para asegurar el mañana”; etc. Pero es
una ideología: no existen razones objetivas, salvo las ideológicas, para que Angela Merkel
haya dado un tijeretazo al gasto público alemán; ni la cifra de la deuda ni el crecimiento del
PIB explican esa “necesidad”, que sólo puede ser justificada por la voluntad de “dar ejemplo”
a los gobiernos europeos o por presiones de sus socios de gobierno, un partido liberal que se
ha subido al monte reaganiano. Pura ideología.
No hay razones, como ha explicado contundentemente el profesor Vicenç Navarro, para
reformar las pensiones alargando la edad de jubilación y los años necesarios de cotización.
Desde hace décadas se nos viene aturdiendo con ese sonsonete, una imposición ideológica
neoliberal de la que sólo conocemos el enunciado, sin que hayan datos fehacientes que la
avalen. Pero, por desgracia, el sonsonete se ha convertido en meme, un meme con gran
capacidad de autorreplicación que ha enraizado incluso en futuros jubilados que empiezan
a admitir que “no queda otro remedio si queremos preservar las pensiones”. Y es que una
mentira repetida cien veces acaba convertida en absoluta verdad.
Quizá en el futuro algún psicólogo eminente conseguirá averiguar qué mecanismos de lavado
de cerebro fueron utilizados con los restos de la socialdemocracia para lograr con rotundo
éxito convencer a sus líderes de que las únicas recetas viables para solventar las crisis son
las que propone la derecha más rancia. Y ya puestos, tal vez podría intentar también explicar
por qué, cuando todo parece terreno abonado para que se produzca un crecimiento espectacular
de la izquierda política y de la izquierda social, estas sigan renqueando, trastabillando
aquí y allá, sin fuerzas para plantar cara a los que prosiguen, lenta pero implacablemente,
desmantelando nuestro modesto estado del bienestar.
A un psicólogo así seguro que le dan el Nobel. A nosotros, en cambio, de momento, lo único
que nos dan es jarabe de palo.
Miguel Riera
El Viejo Topo / 274 noviembre 2010 / 5

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serío pero muy ameno trabajo de Luis, Montse, Jorge e Ina.

mirar los amantes del eco

ahora estás mas guapo gorila

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